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formas de sexo

En el blog de huevo vibrador queremos dejaros una interesante entrada en la que invitamos a reflexionar en otras formas de sexo.

Melinda descendió del taxi amarillo cerca de Battery Park, frente al edificio de la Autoridad Portuaria de Nueva York. Nunca fue tan importante para ella la travesía en ferry hasta Staten Island. Rose la había llamado y le faltó tiempo para ponerse sus desvencijadas zapatillas. Aún vestía la misma ropa del día anterior. Olió su propio cuerpo, por si la noche de alcohol excesivo y el calor del verano hubieran dejado una huella demasiado perceptible en ella. Comprobó que todo se podía arreglar con unas gotas de perfume. Usó el que la propia Rose le había regalado en su 41 cumpleaños. Hacía ya 7 años de aquello. Roció la esencia por su cuello y entre los pechos. Bajó en el ascensor hasta la calle. Levantó la mano y paró el primer taxi que se cruzó en su camino.

No era mala hora para atravesar Manhattan en coche, aunque habría dado igual. Tras el accidente, su cojera le hacía muy incómoda la utilización del metro. No había vuelto a usar la vieja estación que tenía junto a su casa. Vivía en el Harlem hispano, apenas a dos manzanas del teatro Apollo. Era la hora de su siesta habitual. El sopor la adormeció recordando los 70 y su primer concierto. Aretha Franklin, qué increible, qué ritmo, qué pasión. Rememoraba el ambiente cargado de la sala, repleta de gente. Negros de todo el Estado que acudieron a la reaparición de la cantante después de su maternidad.

otras formas de sexo

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Un profundo badén hizo saltar sobre el asfalto de la Avenida de las Américas el enorme Ford Victoria Crown, conducido por un indio con turbante. Provocó que Melinda saliera de su estado y tomara conciencia de su destino: Staten Island. Notó el excesivo frío que surgía del tubo de aire acondicionado. Convertía la urna trasera del taxi en un frigorífico. El duermevela la había destemplado. Pero ya en la calle, una oleada del calor húmedo de la isla recorrió su cuerpo. Le alargó al taxista indio un billete de 20 dólares. Esperó el cambio y se dirigió torpemente hacia la estación del Ferry, bajo las oficinas de la policía portuaria.

El barco anaranjado esperaba con un leve movimiento. A esas horas de un día de comienzos de agosto eran pocos los que se iban acomodando en los asientos exteriores. Cogió un periódico gratuito y se sentó en una de las bancadas de madera, habitualmente atestadas de trabajadores que hacen el trayecto entre Manhattan y su casa. Se inició la travesía dejando a la derecha la Isla Ellis y la Estatua de la Libertad, envueltas en la bruma producida por la evaporación del mar.

A lo lejos Nueva Jersey, el destino de quienes pueden pagar una casa alejada del ruido y los problemas de la gran ciudad. Aquellos que prefieren desplazarse a diario en sus enormes monovolúmenes familiares, en lugar de vivir en los barrios más cercanos a la Isla, como Queens o Brooklyn.

El ferry atracó con movimientos perezosos. La encargada abrió la cadena y los viajeros comenzaron a bajar. Esperó el autobús y en menos de 15 minutos estaba frente al porche de color azul de la casa de Rose. Había estado soñando con este momento desde hacía 20 años. Antes de que Rose se casara. Después de que tuviera su primer hijo y de divorciarse de su marido. Etapas todas que Melinda había observado con ansiedad. Y aguardando agotó su juventud y parte de su madurez. Nada interesante ocurrió entre ellas mientras tanto.

Rose abrió la puerta respondiendo a la llamada de Melinda. La besó en la boca de forma tan rotunda que todo el planeta giró entorno a su sexo. Durante toda la tarde se recorrieron con caricias, descubriéndose sin preguntas. Aquella noche rompieron sus últimas barreras y perdieron sus manos y lenguas recorriendose las comisuras más íntimas. El amanecer les llegó desnudas, sobre las sábanas húmedas y con el resto de sus vidas esperando, como un novio inquieto el día de su primera cita.

Esperamos que le haya gustado el artículo «También hay otras formas de sexo». Os esperamos en la próxima entrada de Huevo Vibrador, el blog de la sexualidad y el contenido de calidad.

TENGA VI-BO TWIN ORB

La marca TENGA nos trae una nueva gama VI-BO de vibradores. Conoce el revolucionario TENGA VI-BO TWIN ORB. Nunca habrás probado algo tan placentero. Este juguete erótico tiene doble bola consecutiva, que se pueden accionar por separado. Además cada esfera tiene cinco modos diferentes de vibración independientes. ¡Disfruta por cinco!

Lo más revolucionario de TENGA VI-BO TWIN ORB son las esferas vibradoras. Los vibradores TENGA VI-BO tienen un concepto muy innovador. La marca TENGA siempre nos ofrece un diseño cuidado y limpio, además de colores vibrantes que nos dejan sin aliento solo con mirarlos.

Tenga VI-BO Twin Orb

 

Características del TENGA VI-BO TWIN ORB:
– Dimensiones: diámetro bola (3 cm )
– Pilas: 6 x LR44 incluidas
– Materiales: Elastómero
– Color: Amarillo.

La gama de vibradores de TENGA VI-BO TWIN ORB está compuesta por 5 modelos de vibradores con diferentes formas y colores, pero todos tienen en común la esfera vibradora. ¿Quieres conocerlos?:

TENGA VI-BO STICK ORB
TENGA VI-BO RING ORB
TENGA VI-BO FINGER ORB
TENGA VI-BO HAND ORB

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ventajas bolas chinas

En este artículo os vamos a hablar sobre las bolas chinas, un juguete erótico legendario creado hace miles de años en el lejano oriente. Aunque como objeto de placer ofrece unas sensaciones muy agradables y diferentes usos, nos vamos a enfocar en este artículo a comentar las ventajas que ofrecen su uso en la salud femenina.

Por suerte desde hace un tiempo la sociedad se está concienciando y los propios médicos con los que están recomendando el uso de bolas chinas, pues hace algún tiempo este tipo de artículos creaban un poco de pudor y no se veían como lo que son, fuente s de salud tanto sexual como física.

Muchas mujeres sufren algún grado de patología en su musculatura pélvica, causándole incontinencia urinaria o poco placer a la hora de realizar las relaciones sexuales con la pareja, entre otras patologías relacionadas con el déficit en la fortaleza de la musculatura del suelo pélvico.

Las bolas chinas son ideales para fortalecer y minimizar o eliminar por completo estas patologías, solo se debe de realizar un uso constante y adecuado con las bolas chinas y poco a poco iremos viendo como nuestro cuerpo va respondiendo y mejorando a pasos agigantados.

Como en todo entrenamiento muscular, la paciencia y la constancia es el camino adecuado, lo bueno que el uso de las bolas chinas, no causa ningún cansancio ni se debe de realizar esfuerzo alguno. Una vez que logremos poder sostener en la vagina las bolas chinas y poder pasear con ellas, será todo el entrenamiento que necesitaremos… un par de horas diarias con ellas puestas y en pocas semanas nuestra musculatura abra mejorado considerablemente y subsanando diversas patologías, además de mejorar el placer sexual durante las relaciones sexuales a tener mayor firmeza en las paredes y mayor control de la musculatura.

Colocarse unas bolas chinas es muy sencillo, y podemos compararlo a colocar un tampón, y su extracción igualmente es parecida, tendremos un cordel extractor para tirar de ellas y sacarlas sin problemas.

Lo que tenemos que tener presente, es que las bolas chinas no solo se deben de usar para subsanar algún problema, sino lo adecuado es empezar su uso antes de notarnos el problema, pues como se suele decir es mejor poner remedio que luego luchar con la enfermedad.

Existen muchas diferencias de calidad entre los modelos de bolas chinas, lo más adecuado es comprar unas de buena calidad y si es posible un set de bolas chinas de diferentes pesos para ir intercambiando las esferas  e incrementando el entrenamiento poco a poco.